Por Anna Sara Liberati
Mantener un estilo de vida activo, hoy es bien sabido, es uno de los supuestos fundamentales para garantizar el bienestar y la salud no sólo del cuerpo, sino también del cerebro. De hecho, numerosos estudios han demostrado cómo la actividad física regular contribuye a proteger y preservar la función cerebral, pero también la cognitiva.
En este sentido, un estudio de Blackmore et al. (2024) observó cómo un tipo particular de entrenamiento, conocido como HIIT (High Intensity Interval Training), es más eficaz que otros tipos para la función cognitiva, especialmente en lo que respecta a la memoria y las capacidades de aprendizaje, así como en términos de neuroplasticidad. De hecho, los investigadores han documentado la existencia de una correlación positiva a largo plazo entre el entrenamiento HIIT, el aumento de la capacidad cognitiva y el incremento de la densidad neuronal.
En el estudio participaron 194 adultos sanos de entre 65 y 85 años. Los participantes fueron divididos en dos grupos y sometidos a diferentes programas de entrenamiento durante seis meses, tres veces por semana: un grupo realizó ejercicios de baja intensidad, mientras que el otro siguió un programa de entrenamiento HIIT.
¡Al final del programa, todos los participantes se sometieron a una prueba diseñada para evaluar la memoria y la capacidad de aprendizaje. De los dos grupos, el que había seguido el programa HIIT obtuvo mejores resultados, mostrando puntuaciones más altas en la prueba, mayor precisión y habilidad, y un número significativamente menor de errores que tanto el otro grupo como la muestra de control (formada por individuos que no habían seguido ningún programa de entrenamiento).
Al cabo de cinco años, se volvió a contactar con ambos grupos para repetir la prueba cognitiva, y una vez más fue el grupo HIIT el que obtuvo las mejores puntuaciones.
Pero aún más interesante, al menos desde un punto de vista neuroanatómico, se observó que los cerebros de los participantes del grupo de entrenamiento HIIT mostraban una menor disminución volumétrica cerebral fisiológica (relacionada con la edad) y una mejor preservación de la función y la densidad neuronal del hipocampo derecho, la principal estructura implicada en el procesamiento de la memoria a largo plazo, que el otro. Es más, ¡incluso estas características se conservaron bien a lo largo del tiempo!
Ahora bien, aunque estos resultados también auguran la posibilidad de utilizar un programa de entrenamiento específico como posible tratamiento preventivo de las enfermedades neurodegenerativas y los daños relacionados con la edad, hay que decir que los participantes en el estudio eran todos individuos sanos. Pero sin duda sería interesante seguir investigando el estudio también en personas con deterioro cognitivo leve, precisamente para ver si en este caso también podrían obtenerse resultados proporcionalmente similares.
Link: https://lnkd.in/diZQvhzX investigacion
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